17 de octubre de 2010

Bueno, bonito y MÁS BARATO.

Hay ocasiones en la vida en la que el ser humano es la hostia y demuestra, una vez más, la poca empatía y aprecio por los semejantes. Una de las virtudes de mi trabajo es que uno cala enseguida con que tipo de gente está tratando sólo con mirarla a los ojos y basta con que abran la boca dos segundos para despejar todas las dudas que pudieran surgir.

Como ya dije en algún otro artículo, mi curro es de agente inmobiliario y por muy poco que se lo crean algunos soy de los honrrados. Hace poco vino a la oficina una persona que necesitaba vender su vivienda porque su banco (ay, los bancos! valientes hijos de puta) le iba a embargar su vivienda por una cifra tan ridícula que me resulta hasta insultante que a alguien le quiten su hogar por tan miserable número (sólo diré que no tiene más de cuatro cifras). Nos pusimos manos a la obra para tratar de ayudar a dicha persona a venderla. Pudimos conseguir que el banco le retrasara la fecha de embargo un mes y acto seguido pusimos un precio realmente barato por su vivienda, mirando claro está que le sobrase suficiente dinero como para poder empezar una nueva vida pero con una vivienda más modesta.

Por supuesto, dadas las características del piso y el precio que tiene, la gente se ha interesado echando hostias; pero hace un par de días llevé a un matrimonio que buscaban piso para su hijo. Reconozco que tuve culpa en parte porque dejé entrever que el dueño tenía un problema con el banco cuando me preguntaron porqué vendía. Les dejé claro que no era un precio negociable y me dijeron que lo comprendían. Les llevé a ver el piso y les encantó. Lo acojonante vino cuando una vez lo vieron y volvimos a bajar me sueltan que si se le podía "apretar el precio al propietario" aún sabiendo que la persona estaba pasando por una situación realmente jodida. Me puso de tan mala hostia que casi le suelto en la cara que no tenía moral ninguna pero me contuve evidentemente por guardar las puñeteras apariencias. Puede parecer una gilipollez pero si el tipejo del matrimonio le diese por pedir una nota simple en el registro y ver la deuda que le quedase al dueño de la vivienda estaría completamente seguro de que sólo pagaría la miserable cifra para conseguir el piso y dejar a una familia entera en la calle. Tenía que decirlo o reventaba. Hay mucho caradura por la vida.

2 comentarios:

Daniel Atienza López dijo...

Iba a escribir pero me he quedado tonto mirando "Dragonquest. Las aventuras de Fly" y pensando en lo mierda que es ahora y lo fantástico que me parecía antes.
La ley nunca te va a "castigar" si por un palmo de terreno (Si estuviéramos en Titanic hablariamos de barcas de salvamento)empujas al prójimo por darwinismo o supervivencia. ¡¡¡Vivan los derechos fundamentales!!!

L'apprendista dijo...

¡Hola! No sé muy bien cómo he llegado hasta aquí, pero leer esta entrada ha sido como leerme a mí misma haciendo una de mis miles críticas :D
¡Saludos!